Bajo estado de excepción y militarizada, la ciudad peruana de Cajamarca (norte) aparentaba volver este viernes a la normalidad tras días de protestas antimineras que dejan cinco muertos, aunque las manifestaciones pueden volver en cualquier momento y encender otra vez el conflicto. Este viernes la población volverá a desafiar el estado de emergencia en la ciudad de Celendín, donde se espera una gran manifestación en las marchas fúnebres por los cinco muertos en esa ciudad por enfrentamientos entre fuerzas del orden y opositores al proyecto minero de la companía estadounidense Newmont. Mientras la región pugna por recuperar la calma y el comercio por volver a la actividad luego de 30 días de huelgas parciales, la violencia en la región continúa latente a la espera de ver qué actitud adoptará la empresa que debería comenzar con las obras de minería tras haber recibido la luz verde del gobierno peruano.
Llamativamente, el presidente peruano, Ollanta Humala, ha optado por el silencio durante toda la semana y pese a la lista de muertos que acumulan las protestas en esta región, no se ha referido al grave conflicto. Organizaciones locales e internacionales han reclamado al gobierno que investigue y explique cómo se produjeron las muertes de cinco manifestantes, que cayeron por disparos de armas de fuego.
Los cuerpos de las dos últimas víctimas fueron velados por sus familiares. Incluso, el presidente regional Gregorio Santos y el vicepresidente cargaron en hombros el ataúd de uno de ellos por las principales calles de la región. Tres de los fallecidos serán enterrados hoy en Celendín.
LO QUE DICE SANTOS

“El estado de emergencia es la desesperación del Gobierno porque no puede convencer. El uso de la fuerza es la desesperación”, expresó.
De igual manera, criticó que el gobierno “no haya tenido interlocutores válidos” para tratar el problema de Conga, y dijo que hay responsabilidad por los muertos, por lo cual exigió un juicio político.

ARANA PIDE PARAR LA VIOLENCIA

CÉSAR HILDEBRANDT OPINA

“La única salida limpia sería llamar a un referéndum.Como el que se convocó para el caso de Tambogrande, cuyo resultado marcó el fin de un proyecto de la minero canadiense Manhattan”, escribió en su columna Matices.
Opinó que la izquierda, Wilfredo Saavedra o Patria Roja no son los que hacen hervir los ánimos en Cajamarca.
“Lo que solivianta a muchos cajamarquinos es Yanacocha y su prontuariado de soberbia, contaminación, corrupción de funcionarios e impunidad”, aseveró.
“Nunca creí que Ollanta Humala llegara a esto. Sabía que un velo de misterio lo cubría, que una cierta impostura se agazapaba detrás de ese discurso del descontento”, agregó, en referencia a las recientes muertes en Cajamarca.
“Conga no debe ir. No puede ir. O se convoca un referéndum o la obra se detiene”, puntualizó.

Cinco muertos, 45 heridos y 25 detenidos, son el balance establecido por las autoridades regionales de las protestas registradas desde el martes. El mayor punto de conflicto es la desaparición de cuatro lagunas que, según el proyecto, deberían ser secadas para facilitar la tarea de extraer oro y cobre del subsuelo, y construir a cambio otras tantas lagunas artificiales que garanticen el abastecimiento de agua. La empresa Yanacocha iniciará la construcción del primer reservorio en las zonas altas de la región como paso previo a la ejecución del proyecto.
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